La existencia de un testamento y su publicación no solo tiene consecuencias emocionales, sino también económicas.
Con el testamento, el testador puede reconocer hijos, destinar su patrimonio, a veces, decepcionar las expectativas de los herederos u ofrecer a quienes se encuentran en dificultades económicas oportunidades que pueden cambiar sus vidas.
Sin embargo, cuando hay un testamento ólografo, las partes interesadas se preguntan si el testamento fue realmente escrito y firmado por el fallecido o no.
En las noticias muchas veces hay casos en los que se descubre que el testamento era falso y que el heredero (o beneficiario) fue quien organizó la falsificación con un plan criminal.
Quizás resulte útil saber que la falsificación del testamento es un delito previsto y sancionado por el art. 491 del código penal italiano y que evidentemente el falsificador queda "excluido de la sucesión por ser indigno" (art. 463 n. 6 del código civil italiano).
Milano, 16 Abril 2021